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Respira...consciente... y conecta.


La respiración es tan importante como que nos mantiene en vida, entre esa primera inhalación al nacer y esa última exhalación al morir nos pasamos la vida respirando.


Tal es la importancia de la respiración que incluso dicen que la vida de un yogui no se mide por años, meses y días sino por el número de sus respiraciones. También afirman los yoguis que las ansiedades, los problemas de nuestro cuerpo (que se originan en nuestra mente primero), sobrevienen cuando uno no puede ejercer el control de la respiración.


Respiramos generalmente entre 12-16 veces cada minuto sin enterarnos, no importa si es rápido o lento, si lo sostenemos o no, si es superficial o profundo, la respiración siempre continúa. La mayoría de nosotros no prestamos atención a la respiración, a lo superficial o profundo que es, a su ritmo, cómo y cuándo retenemos la respiración, la conexión entre nuestro estado emocional y los patrones de respiración. Y curiosamente lo difícil que es prestar atención a una cosa tan simple. Las únicas dos veces que empezamos a tenerla en cuenta es cuando algo sucede que nos evita respirar normalmente o cuando empezamos a meditar o ser conscientes.


Cuando comenzamos a prestar atención a la respiración regularmente, nuestra relación con ella cambia dramáticamente. Observa cómo el ritmo de tu respiración varía continuamente, cuando estamos enfadados, ansiosos o haciendo ejercicio nuestra respiración acelera, cuando estamos relajados o durmiendo, se ralentiza.


Puedes probar esto ahora: respirar superficialmente y comprueba cómo te sientes, luego respira profundamente y observa la diferencia.


Cuando somos conscientes de nuestra respiración, nos ayudamos a calmar el cuerpo y la mente. Esta calma nos ayuda a ser más conscientes de nuestros pensamientos y sentimientos y no ser atrapados por ellos.


Nos ayuda a liberar la tensión y nos energiza. Es el antídoto perfecto para la reacción de lucha o huida. La respiración nos ancla, nos recuerda que debemos salir de nuestras mentes / pensamientos y sintonizar nuestros cuerpos, para que podamos traer conciencia a nuestras experiencias.


Todas las técnicas de meditación llevan a centrarse en la respiración como parte del proceso. Te ancla en la conciencia de tu cuerpo, en el aquí y ahora.


El hecho de que sea un proceso rítmico y que esté cambiando constantemente nos enseña a estar cómodos con el cambio, un aspecto esencial del manejo del estrés.. El cambio es lo único constante.


En una clase de yoga se enseñan multitud de técnicas de Pranayama (control de nuestra energía a través de la respiración), aprendemos herramientas para controlar nuestra respiración y conseguir todos los beneficios señalados, y por supuesto, siempre practicando, practicando y practicando. .


Más abajo os dejo dos técnicas muy sencilla pero que te mantienen muy consciente. Respira! :-))


Namasté.


Marta.


Aquí os dejo 2 ejercicios de respiración fáciles que se pueden hacer en cualquier lugar y momento, no hay excusas para sentirse bien:


Respiración abdominal

Busca un lugar tranquilo donde no te molesten.

Ponte en una posición relajada, acostado o sentado.

Pon tus manos en el abdomen.

Cierra la boca suavemente y coloca la lengua en el paladar y comienza a respirar por la nariz.

Inhala profunda y lentamente, siendo consciente de que tu diafragma se mueve hacia abajo y tu abdomen se expande. Tus manos sobre el abdomen sentirán la expansión como si se hinchase un globo.

Al final de la inhalación, no contengas la respiración, y tu abdomen se deshinchará automáticamente mientras exhala.

Sigue repitiendo esto, manteniendo tu enfoque en tus manos levantándose sobre el abdomen con la inhalación y cayendo con la exhalación.


Respiración para liberar la tensión

Encuentra una posición cómoda.

Haz 10 respiraciones abdominales.

Luego imagina con la siguiente inhalación, respirando sobre un área tensa de tu cuerpo, por ejemplo, un cuello apretado o lumbares, tu cabeza o tus gluteos, dondequiera que puedas sentir dolor o tensión.

Con la exhalación deje que la tensión salga por la nariz con el aire.

Sigue repitiendo esto hasta que el dolor o la tensión comienzan a aliviarse.











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